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Hace mucho tiempo deje de contar aquella historia que se había remontado hace algunos años atrás.
Y bueno, después de la catástrofe, sale el sol. Cuando te caes, te paras y continúas porque la vida no se detendrá por ti.
Entonces continuamos avanzando, y con ello te persiguen miles de recuerdos.

Son las 1:39 de la madrugada, debería estar durmiendo pero las ganas de escribir le han ganado a mi sueño.
Como seguía diciendo, te persiguen recuerdos, te haces un mea culpa, y aparecen preguntas tales como: ¿Por qué tuvo que pasarme todo esto a mí?
Nadie te responde.

Todo lo malo que has vivido porque así estaba destinado, escrito o para algunos, mala suerte.
Cuando tu relación van bien con alguien, tu felicidad atraviesa el umbral que juega un rol como parámetro en tu vida, o simplemente contagias de hermosas emociones.
Lo último que te imaginas es como terminará todo. Es simple el amor se vive, se disfruta, crece, y en algún minuto decae y muere.
No hay finales felices, siempre alguien resulta más dañado , pero apuesto que nunca has pensado, ¿Aquello que viví significará que me esperan nuevas experiencias mejores?
No es fácil ni sencillo poder continuar de nuevo, somos seres humanos netamente ligados al hemisferio cerebral derecho donde se almacenan nuestras emociones influyendo netamente en nuestro diario vivir.
Los hombres, por naturaleza son entes racionales, es decir, menos propicios al llanto, a la tristeza y amargura, aunque no todos son semejantes, cada individuo lleva consigo un tipo de temperamento variado lo cual no se puede generalizar. Muchos canalizan sus penas de diferentes formas, lo común entre ellos y nosotras las féminas es que cuando hay una ruptura, las penas se viven y se mueren internamente de manera diferente.
Que agradable es poder compartir nuestras penas y demostrar que somos seres humanos que vivimos en base a las experiencias y emociones. Así por lo menos he aprendido yo.

Cuando ríes, aprendes.

Cuando lloras, aprendes.

Cuando sangras, aprendes.

Cuando te desepcionas, aprendes.

Y así... Se aprende a cada minuto e instante de tu vida, mientras ese reloj te indica que debes llegar a la hora a tu trabajo, cuando los días avanzan y los años nos hacen más sabios.
Me queda bastante por aprender, bastante por sangrar y llorar. Lo importante del caso, es que adquieres la capacidad de dar vuelta la página, caminar con la frente en alto una y otra vez, pero cuidado que tus emociones te acompañan en cada momento. Puede que un día estés bien y creas haber superando tu gran pena, pero los recuerdos te ganan y vuelves a tropezar.

Te levantas, aprendes y continúas.
Lo mejor es aprender y vivir la vida...